Te despiertas cada mañana con ganas de enredarte de nuevo entre las sábanas por el calorcito, desayunas un capuccino cremoso y calentito que te haga suspirar de placer, vas al instituto y te pasas toda la mañana al lado del calefactor mientras miras por la ventana como las gotas caen y se estrellan contra el suelo, llegas a casa y te pones el pijama calentito con esos calcetines gordos de lana que tanto te gustaban de pequeña, haces los deberes mientras meriendas esas galletas que tanto te gustan con sabor a naranja y cuando llega la noche sólo puedes suspirar de cansancio y hundirte entre los edredones para buscar ese lugar que tanto te gusta: tus sueños.
Y claro... este sería un bonito invierno pero si no estás tú... ¿qué me importa todo eso?
Yo prefiero enredarme en tu cuerpo en vez de en las sábanas, prefiero desayunarte a besos con sabor a chocolate, prefiero ir al instituto cogiendote de la mano y quedarme mirando tus ojos toda la mañana, prefiero llegar a casa y que me acurruques junto a ti y más tarde salir por ahi hasta que las narices se nos queden congeladas y las farolas estén harta de ver como nos comemos a besos y prefieor que al llegar la noche me susurres al oído que me amas y me duerma a tu lado.
Eso sí que es un invierno perfecto.
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1 comentario:
No entiendo porqué has dejado de escribir... francamente, me han gustado, en este último se intuye tu confianza en que ese amor tierno es bonito, y posible, y da gusto poder leerlo, tan fresco y natural.
No dejes de hacerlo porque yo te seguiré leyendo.
¡Sonríe que el invierno está a las puertas y probablemente sea como esperas!
Un saludo.
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