Esta es la historia mágica de un principito y una princesita que vivieron muy felices.
Todo comenzó un día, hará más o menos un año, en que la princesita vio brillar los adorables ojos con esa magia de un claro de luna del principito.
Desde el primer momento se enamoró de él, podría decir que no que le ignoró pero eso sería mentir y los cuentos no son para mentir.
El caso es que la princesita cada día sentía más y más amor hacía el principito pero no se atrevía a confesárselo.
Al final consiguieron entablar una conversación y desde el primer instante hubo una conexión -no, no me refiero a ese tipo de conexiones como las USB-. Yo hablo más de una conexión entre dos personas que aunque no tengan nada que ver, se entienden y uno sabe lo que el otro piensa.
A raíz de esta conexión nació una amistad de esas de película que parece que en la vida real no existen, pero por lo menos en la mía sí.
Cada día la amistad crecía más y más –aunque en el corazón de la princesita había algo más…-. Al final se acabaron convirtiendo en los mejores amigos, y la princesita comenzó a darse cuenta de que amaría toda su vida a ese príncipe porque ahora que lo conocía bastante, la princesita se había dado cuenta de que él no había tenido una vida como él la habría soñado… Sus padres eran separados y aunque le querían mucho, muchísimo él necesitaba cariño mucho cariño. Además los niños que se relacionaban con él no lo querían, sólo unos poquitos lo comprendían y querían.
Y claro la princesita se dio cuenta de todo esto y simplemente quiso abrazarle y demostrarle todo lo que él significaba para ella, y además estaba dispuesta a hacerlo feliz durante el resto de su vida.
Poquito a poquito, el principito se empezó a dar cuenta de esto y se enamoró de la princesita en seguida.
Y bueno… como suele decirse fueron felices y comieron perdices.
- Mamá, ¿sabes? Ese es mi cuento favorito –dijo sonriendo con su carita de angelito y los ojos tan parecidos al principito de la historia.
- Muchas gracias mi principito, pero te diré un secreto… No es un cuento, es una historia real – le sonreí con mi mejor sonrisa.
Así le enseñé a mi nuevo principito que los cuentos dejan de serlo cuando luchas por ellos con todas tus fuerzas aunque seas pequeñito y débil.
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1 comentario:
Qué tierna princesa :) Y ojalá que todos esos cuentos bonitos se hicieran realidad.
Gracias por quedarte en nuestra pecera n_n pásate cuando quieras :)
Un glub de la chica de los peces!
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